12 de mayo de 2009

De porque me mantengo...

Escrito para ti... Bonito.


Detrás de la euforia, llegó mi cabeza… y este sentimiento.

Sí, siento envidia, y no me preguntes porque… parece bastante obvio ¿no?. De pronto me hallo en medio de tanta felicidad ajena, que llega a ser fétida y no discuto con los demás y sus disfrutes; en verdad me alegra en cierto sentido su felicidad… sólo discuto conmigo, con éste vacío enorme que rápidamente se ha adueñado de mis espacios.

No tengo llamada que esperar, ni alma que alegrar con una… el cuarto se ha quedado en silencio entre las voces de Delgadillo Lafourcade, Juan Son… y Virulo, que de vez en tanto, logra sacar una sonrisa de adentro, después un suspiro. Y otra vez todo está en silencio.

Me siento atrapada entre este extrañarte, el no saber dónde estás y el tratar de entender que así eres tu… y nos aventuramos a construir un mundo, y todos van con sonrisas de este a oeste, mientras yo, sola, me siento en medio de la ciudad, a observar tu disfraz, a verte pasar fugaz, y no volteas a mirarme.

Yo no, no quiero cuestionarte, no voy a cuestionarte… al menos no a tu ausencia, pero hay tantas cosas que quisiera supieras, discutieras y construyeras conmigo y no quiero que cuando vuelvas mi corazón esté detenido… (A quien pretendo engañar?).

Dudaré mas en decir que no, que abrazarte…

No me gusta tener tanto tiempo para pensar en mi. Si, después de la euforia, llegó este sentimiento tonto, querer decirte que entiendo, que ahora entiendo muchas cosas que quisiste enseñarme, y que al respecto tengo que debatir, para aprehender; quizá por eso, hoy envidio los que andan con tanta y tan grata compañía… porque dentro de mi estás y suelo perderte.

Esta mañana no se a donde fuiste, y yo sólo tengo nuestras conversaciones imaginarias… recordar tus palabras, y decirte que en respuesta a tu solicitud.

Aquí te presento algo de este mi pequeño mundo, este mundo al que ahora luego de algún tiempo de dudas continua y hoy tu frente a mi lo lees y decides si deseas entrar”

Como lo dijese mil veces, hoy, lo vuelvo a decir:

Sí bonito, decido entrar en este tu mundo, porque sé lo que trae, porque me alegra lo que enseña, y principalmente… porque puedo debatirme, debatirte, y pedir disculpas al final del día…


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